
Daniel Esteve… el matón del neofascismo amparado por partidos fachas
Mientras se agravan las crisis sociales y económicas en España, y las poblaciones más vulnerables.especialmente migrantes,enfrentan condiciones cada vez más precarias, emerge una figura peligrosa que amenaza con arrastrar al país hacia una nueva forma de fascismo cotidiano: el ascenso de Daniel Esteve, fundador de la empresa Desokupa, como rostro público de un discurso de odio cada vez más institucionalizado.
Esteve se presenta como defensor de la legalidad y del derecho de los propietarios. Pero detrás de esa fachada se esconde un activista callejero del odio, que utiliza el miedo, la intimidación y una retórica ultranacionalista para criminalizar a los pobres y migrantes, en lugar de atacar las verdaderas causas estructurales del problema de la vivienda.

Su empresa “Desokupa” no actúa como un servicio de mediación legal, sino como una milicia disfrazada, que recurre a la presión psicológica, la amenaza implícita y la propaganda sensacionalista para deshumanizar a familias enteras que viven en la marginalidad.
Lo más alarmante es que esta maquinaria del odio no actúa sola. Cuenta con el respaldo político y mediático de la ultraderecha española. Por un lado, el partido Vox ,que no esconde su desprecio por los inmigrantes,le ha brindado un apoyo ideológico claro. Por otro lado, el Partido Popular, que presume de moderación, también ha abierto espacio a Esteve, especialmente en regiones bajo su control como la Comunidad de Madrid, presidida por Isabel Díaz Ayuso.
Desde esa posición institucional, se ha promovido un discurso antiinmigración agresivo, mientras se mira hacia otro lado ante los abusos cometidos por figuras como Esteve. En lugar de proteger los derechos, el Estado o ciertos sectores de él. Le otorgan legitimidad a la violencia simbólica y física contra los más débiles.
Aún más grave, sectores policiales han sido entrenados por el propio Esteve, en una peligrosa confusión entre legalidad y doctrina paramilitar. Esto recuerda a las camisas pardas que patrullaban Europa en los años oscuros del siglo XX.
Daniel Esteve no es un simple empresario polémico. Es el líder no oficial de una nueva forma de fascismo popular, que se nutre de la frustración social y encuentra aliados en las élites conservadoras. Su figura representa el fracaso institucional a la hora de proteger la dignidad humana frente a las narrativas del odio.
Enfrentar esta amenaza exige algo más que indignación. Es urgente desmontar el relato que lo legitima, exponer las redes políticas que lo amparan y exigir responsabilidades a quienes normalizan su discurso.
Porque ninguna democracia puede sostenerse si se permite que los matones gobiernen las calles con aplauso institucional. Y ningún país puede hablar de justicia si tolera el racismo como herramienta de gestión social.
Publicado el : 24 de julio de 2025

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